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ALMA SINGER TAKE ME OUT

Alma Singer I | Lo refrescante de una infancia compartida

  • 23/10/15 -

Siempre digo que el verano es mi estación favorita porque desde que tengo recuerdos lo asocio con escenas como éstas: pies descalzos sobre el pasto calentito, olor a un protector solar que ya no existe pero era RE el perfume del verano, tiradas de bomba a la pileta con forma de riñón de los Martino, toallas de playa secándose sobre la baranda, bombuchas en baldes (cuando no estaban en las espaldas de toda la banda), corridas y escondidas, juegos improvisados, enchastres de barro, paseos en bicis flojas de cadenas (¡así la aprendí a poner!), y risas. Muchísimas risas. Imposible que no te guste un verano así.


Esta foto no es de verano pero es el lugar, y son mis amigos, dos de una banda más grande, una banda que quiero como a hermanos.


Y en todo este marco de verano, mi momento favorito era la hora de la merienda. Obvio. #retrocedernuncadietajamas desde chiquita. Me acuerdo el olor a las tostadas, los frascos de varias mermeladas manchadas con queso crema, el pote de dulce de leche familiar, las galletitas de chocolates y, si teníamos muuucha suerte, algún budín. Y en el centro, ella, la reina: la jarra de vidrio Tang, ¡sí, la jarra Tang! Vamos hijos de los 80s, ustedes tienen que acordarse de esa jarra de Tang de vidrio con textura y tapa naranja. Era lo más. Tengo el recuerdo de Adri, la mamá de Marina y Gaby revolviendo el jugo y sirviéndolo a vasos apurados muertos de sed después de tantas corridas. Bueno, ESA es mi infancia. Ahí mismo la puedo freezar y puedo decir que fue feliz. Fue feliz por mis amigos, por nuestros santos padres con su santa paciencia, por las meriendas, las risas y los momentos compartidos. Esa es mi definición de infancia feliz.



Si bien tengo a mi niña interna bien alimentada (y refrescada), ahora la posta de la infancia feliz la tienen los hijos de mis primos, mis hermosísimos sobrinos que amo con el alma y con quienes juego como si tuviera su edad. Y como las infancias no cambian, por más Tablet que pongan en sus manos, ellos también corren, juegan con barro, se tiran de bomba, hacen carreras de bici y se trepan a los árboles. Y aman la merienda.

Este reciente Día de la Madre fui a tomar un desayuno con mi prima Pato y mi ahijado Peponi. Imagínense el plan: LO MÁS para nosotras tres, re divertido, re rico… pero el pendex ya tiene nueve años y cuesta arrancarlo de la cama a las 10hs para llegar a desayunar todo pipi cucú a las 11. Así que lo motivé con un par de audios vía WhatsApp y le prometí una sorpresa que sabía le iba a gustar.

Acá es cuando vuelve a entrar Tang en escena. Tengo un nuevo enamoramiento y se llama Tang Fresh. Ay mamita querida, ¡cuando probé el de frutilla en una reunión de La MiniPymer me hice devota de por vida! Me pareció riquísimo, muy refrescante, dulce en su punto justo y muy satisfactorio (¡mi mamá no me deja decir que quedé llena!). ¿Y la mejor? ¡Tiene espumitaaaa! ¡Y tiene otros tres sabores para elegir (naranja, durazno y limonada)!



Bueno, retomemos la historia.  Nos encontramos los tres en De Simone para el desayuno y Peponi llegó con la cara de dormido que me esperaba, culminada por su sonrisa que me puede tanto. Este chico es un amor, ¡aun dormido! ¡Me lo morfo a besos! Y eso hice :D

Nos sentamos en una linda mesa, y cuando vino la camarera con la carta yo saqué mi sorpresa: una jarra de vidrio, una cuchara de madera (¡posta! ¡las llevé a las dos de casa!), y un sobrecito de Tang Fresh de durazno porque sé que a Peponi le gusta mucho ese sabor.



Abrió esos ojos curiosos que tiene y me preguntó qué onda, nunca había probado ese sabor antes. ¡Perfecto! Iba a poder ver su expresión ao vivo. Tenía todas mis fichas en que le iba a gustar. Con mi jarra, sobrecito y la caradurez que me caracteriza cuando entro en confianza con lugares muy copados que ya he posteado, le pedí a la camarera dos botellas de agua sin gas y permiso para hacer ese experimento. Peponi hizo la magia…




Tranquilo Titán, ¡vamos a servirte en vaso!


El momento de la verdad llegó tan pronto revolvió el último remolino. Le serví un generoso vaso de jugo y Pepe se lo bajó hasta la mitad de un tirón.



Sonrisa mediante, tiró un “qué rico” casi a los gritos. ¡Prueba superada! ¡Sabía que le iba a copar!



Mi prima Pato también quiso hacer la prueba de la frescura…


¡Jajaa cómo la quiero!

En fin. A un varón de nueve años no le pude sacar más de un “qué rico”, pero lo dijo varias veces, en los varios vasos colmados que se tomó. Para que se den una idea, debería haber llevado dos o más saquitos de Tang Fresh, y yo me terminé pidiendo un agua aparte para no cortarle la canilla libre al niño.

El domingo siguió su curso. Comimos rico, luego nos despedimos y cada uno se fue a seguir festejando el Día de la Madre con sus respectivas madres / abuelas. Mientras volvía a casa a buscar a Mr. P para ir a lo de mis viejos me encontró una pregunta… en 20 años, ¿Peponi se acordará de este momento compartido con su madrina loca que lleva una jarra y un Tang Fresh a un café para que se tome una bebida que le gusta?

Espero que sí :D



Tang


Fotos por Vero Mariani.


6 comentarios

  1. Me re acuerdo de esa jarra!!! Habia mucho color naranja en esa epoca! ja Que amor tu foto de chiquita Vero! Buen fin de semana! Beso

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  2. Noooo!!! pensé que era la única que había descubierto que el nuevo tang es lo más!!! me encanta el de naranja..es como si hubieses exprimido las naranjas, con la espumita y todo! y también teníamos esa jarra!! jaja Besoss!

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  3. Oh la jarra de Tang, tengo una en perfecto estado y es re linda, pero no la usamos porque cuando cerrás la tapa salpica como ballena de Mundo Marino. Terminaba (hasta hace poco) convirtiéndose en una guerra de quién salpica más, apuntando con la tapa alrededor de la mesa.

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  4. Si!!! La jarra de tang! mi mamá todavía tiene una. El bronceador que recuerdo y que existe todavía es la crema Sapolán que tenía un olor bastante fierillo, los licuados de banana y mi amado walkman con el que me sentía tan top!! jaja qué años los 80´s!! hermoso post Vero!

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  5. Amé mi infancia rodeada de primos corriendo y descontrolando en el campo. No hay día que no agradezca haber tenido el lujo de poder compartir esos veranos juntos.

    Eso si, por favor, no consuman jugos en polvito, no inciten a los chicos a hacerlo, no compren y no den, es VENENO. Y lo único que logramos con avalar el consumo de estos productos es normalizarlo y hacer que los chicos lo tomen como norma y se acostumbren a eso. Ante la sed, AGUA. Jugos naturales, te, mate, limonadas...hay tantas opciones ricas, sanas y frescas que estos polvitos no merecen un lugar en nuestras alacenas y estómagos:

    https://www.facebook.com/MalcomidosOficial/posts/481868208652447


    PD: hace unos años hice un curso de fieltro. En la clase de teñido (con productos naturales e inadustriales) la profesora contó que estos juguitos sirven para teñir textiles que luego serán usados, lavados y 20 veces más. Da para pensar qué es lo que le metemos a nuestro cuerpo y al de los chicos que nos rodean, no?

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    1. guauu qué fuerte! A mí no me gustan estos juguitos y trato de no consumirlos (salvo con el tereré) pero ya me había tentado con la recomendación de Vero, hasta que leí la post data de tu comentario....

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