CRÉDITO APERTURA

Apertura: Vero Mariani.

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ALMA SINGER TAKE ME OUT

The Boat that Rocked

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Dios los hace y la marea los junta. Que quede claro, estoy hablando de piratas: los que están en la pantalla y los que se bajan la película en casa para verla meses antes de que llegue al cine. Hoy aplaudo a los piratas que están en la pantalla y al pirata (viaggio, viaggio) que se bajó The Boat that Rocked para verla en casa meses antes de que llegue al cine.
No creí que fuera posible volver a ver una película que pudiera siquiera acercarse a dos kilómetros de High Fidelity y de Almost Famous. Pero resulta que la vida siempre te da sorpresas, y no sólo vi una película que bien podría vivir en el mismo barrio que las mencionadas, sino que además resulta ser la fusión perfecta de ambas.
The Boat that Rocked es una sinfonía de música de la buena, humor inteligente (English, of course), actuaciones estelares, personajes adorables, vestuarios alucinantes, colores para alquilar balcones, y la dirección de arte es simplemente descollante (imagínenselo: la historia se desarrolla en los 60). Estamos hablando de una progresión de imágenes tan bien compuestas que parece un video clip eterno, non stop y brillantemente empalmado con la trama.
Como si todos esos motivos no fueran suficientes, la película de Working Title (o sea, ya un diez de entrada), merece un irrefutable 10 Curis porque homenajea a lo largo de toda su extensión a los tres valores más importantes de esta vida:
¡AMOR, AMISTAD Y ROCK AND ROLL!
Tiéntense con el trailer. Que conste, volveré a verla en cine.
Y en el sitio web pueden boludear con mil aplicaciones divertidas, como hacer el arte de tapa de tu disco.
¡Muy buen fin de semana a todos!

Comentarios de este post: tengo que cerrarlos porque hay un spam dando vueltas que deja comentarios a lo loco de cosas incoherentes, molestando al post y a la gente que ya comentó. Si querés dejar un comentario, podés escribirlo a almasingersings@yahoo.com :) ¡Gracias y buen día!


FLASH IS TRASH


PLAY 20th Century Boy (Placebo)


El título me anticipa: no me gusta el flash. Sin embargo, esta noche hice la prueba de amigarme con dicho foco empecinado a encandilar y a mostrar todos los defectos. Somos humanos y el flash se encarga de pronunciarlo. Claro está, no hay mejor oportunidad para una reconciliación que salir de ronda por el microcentro bajo un cielo apocalíptico. Rayos, centellas y ¡FLASH!


1) Primera etapa: Sil me viene a buscar al diario. Foto no Vero, foto sí dale. ¡FLASH!



2) Segunda etapa: Muestra “Artistas trabajando” en la Casa de la Cultura (Av. De Mayo 575) | Coordinador de subasta (y consulte a su marchand amigo): Fede Platener | Idea, curaduría muestra y libro: Guillermo Tragant + Martín Salas + Tomás Piola + Ana Bruno | Selección creativa (mis favoritos): Alejandro Thornton + Azul del Corso + Felix +Guillermo Tragant + Jopo de Gomina + Kiki Lawrie + Milo Locket + Pablo Picyck + Patricio Oliver + Ricardo Crespo + Seb Pallares


Convocatoria: 50% espectadores + 50% artistas fáciles de identificar por su look. ¡FLASH!


Autorización fotos: La chica del fondo, gracias. ¡FLASH!


Techo espectacular: Belleza imposible de capturar gracias al… ¡FLASH!


Convocatoria atenta: Más gente mirando sus lindos catálogos. ¡FLASH!


Retrato pedido: Pelo violeta loco. ¿Te puedo sacar una foto? Risas nerviosas, ¿para dónde? Para mi blog. Listo, soy flogger. Pelo violeta loco nerviosa pero sonriente. ¡FLASH!


Familia de algún artista: Seguro, le hacen el aguante pero están torrados. Pena que no se ve que el señor estaba con los ojos cerrados. ¡FLASH!


3) Tercera etapa: Yendo hacia el último destino por Reconquista. ¡FLASH!


4) Cuarta etapa: Down Town Matias. El reencuentro anual con casi todos los chicos USAL que me importan (faltan ustedes Louise, None y Meli). Que sea en algún pub irlandés. Que sea sobre Reconquista. Que haya cerveza, aunque hace años que opto por vino. Que haya pochocho salado… y no, el ajuste de presupuesto nos cortó el chorro. Que haya música de U2, y la hubo, a morir. Que haya historias, recuerdos, F5 de nuestras vidas, fantasmas y profesores, risas, más cervezas y nostalgia encapsulada. ¡FLASH!


Roco y El Mago. ¡FLASH!


Sil con moño y Vero subastada. ¡FLASH!


Un reno condenado a mirar a la lámpara por toda la eternidad. ¡FLASH!


¡Sacanos una foto! Y sí, no podía faltar el grupo de piratas gateros característico de un jueves en Reconquista. Me dieron sus tarjetas para que les mande la foto y el link del blog… ¿se los mando? ¡FLASH!


5) Quinta etapa: El regreso. Un 152 cargado de jóvenes cansados, borrachos, dormidos, agotados. No se si me amigué con el ¡FLASH! pero, por una noche, volví a ser todo eso.


Gracias Berch (Sil), Mago y Roco por la magia de devolverme el glorioso 2001 por cuatro horas. Tenemos que repetirlo en diciembre todos juntos.

El desliz de una adicta en recuperación


Veinte personas sentadas en un auditorio. Yo estoy parada sobre el escenario, mis manos cruzadas nerviosas detrás de mi espalda y mis ojos irritados por la luz del reflector. Silencio.


Hablo.


- Mi nombre es Verónica y soy adicta a sacar fotos.


- Hola Verónica (responde el público).


- Hace tres meses que llevo mi cámara cada vez que salgo. Hace tres meses que saco fotos a los lugares que visito; a las personas que me acompañan (sin importar si están masticando un bocado de pato al escabeche o pidiendo la cuenta al camarero); a los saleros y sobrecitos de azúcar; a los vasos con limonadas o jugos naturales; a las sillas, mesas, sillones, y floreros que adornan el establecimiento; y los platos sustanciosos antes de dejar que mis colegas comensales puedan siquiera tantear el terreno del sabor. Hace tres meses que produzco tomas culinarias como si fueran a cambiar el mundo visual. Hace tres meses que mis amigos me piden que me deje de romper las bolas y coma.


Si bien estoy sintiendo una leve mejoría, debo admitir que tuve un retroceso en mi plan de recuperación: el sábado pasado fui deliberadamente a almorzar a Krishna con Nati. Sí, me zarpé mal. Perdón grupo, pero la tentación fue demasiado grande. Si tan sólo hubiéramos encontrado una mesa afuera, sobre la vereda en esos bancos tan monos y mesas ratonas, probablemente haya tenido menos material para fotografiar. Pero no. Llegamos casi a las dos y sólo quedaban tres meses disponibles, todas adentro. Sí, en ese atiborrado adentro con detalles deslumbrantes y color para despabilar a insulsos.


De todas formas grupo, puedo decir orgullosamente que sólo saqué fotos de lo que pude retratar sentada en mi banco. No me moví ni abandoné a mi amiga ni por el más corto segundo. Y sólo saqué una foto de la comida: metí en el mismo cuadro los jugos, la ensalada y el sándwich gigante por el que opté yo.


Y si bien logré irritar a Nati (“¿vas a sacarle foto a todo?”) me contuve lo suficiente como para que mi traspié no sea demasiado pronunciado. Comimos, bebimos y evitamos un té de cortesía que nos trajeron muy amablemente como sobremesa (jengibre caliente, ¿acaso hay algo más feo?).

En honor a la verdad, debo admitir que en el trayecto de salida vi una esquina de ensueño visual y sí, pedí permiso para sacarle una foto. Y la saqué. Y retrasé a mi amiga. Y probablemente tenga que volver a iniciar los 12 pasos pero, ¿saben qué? Valió la pena.



Krishna | Veggie Lunch

Alimentos ofrecidos a Dios

Dir: Malabia 1833, frente a Plaza Palermo Viejo

Tel: 4833-4618

¿Vamos a la casa de los colores?


PLAY She’s a Rainbow (The Rolling Stones)


Imagínense esta escena: yo sentada en el 168, ojos entrecerrados, mirada perdida buscando una cama imaginaria que nunca se corporiza y un leve cabeceo, ese que produce la lucha entre el dormir en el bondi y el no pasarme de mi parada cuando el viaje es corto. El 168 dobla por Zapiola, mis ojos siguen entrecerrados, cruza Elcano, mis ojos siguen entrecerrados, pasa Aviles, mis ojos siguen entrecerrados, frena y levanta a una señora, mis ojos siguen entrecerrados, le da a toda máquina hasta Olaguer y Feliu, mis ojos siguen entrecerrados hasta que pasa a las chapas por Zapiola 1375: al ver la casa de los colores mis ojos se abren de par en par y me brillan las pupilas por los segundos que dure el paso del bondi frente al portón abierto de color. Después de cuatro cuadras (lo que dura el efecto cromático), mis ojos se vuelven a entrecerrar, me quedo dormida y me paso de la parada laqueteparió


Por todas las veces que intentó despertarme, yo le debía una visita a la casa de los colores, también conocida como Los Tesoros de Ludivina. Y más que un deber, fue un placer.


Llegué justo en punto así que fui parte del despertar de esta casa enorme situada en Colegiales. Bien barrio, bien arbolado, bien complaciente: así podría definir el entorno de este espacio de arte, diseño y decoración. Lo loco que es así también puedo definir a esta casa, donde no sólo reina la parsimonia, sino que también tiene paredes que revelan lo mejor de la pantonera, y sus sectores, externos e internos, conforman un rico catálogo de creatividad para alegrar el hogar.


En la media hora que estuve (día de cierre en el diario, sino me hubiera quedado más) creo que casi ni parpadeé. Todo es lindo, todo es colorido y todo es una foto. Así que tranquila, mientras conversaba con Cyn (dueña y decoradora) y ella daba comienzo a su día laboral, fui investigando cada rincón hasta perderme en los detalles. Hay macetas, plantas, flores, cáctus, pinches para macetas, espejos, objetos de hierro, muebles, espejos, cuadros, colgantes, almohadones, velas, piezas de bazar, vinilos y muñecos, entre tantos otros.


En esa media hora llegó una mamá con su hijo menor en cochecito, y una señora que estaba de paso con las bolsas de Coto y encontró el lugar de casualidad. Ambas representan la clientela habitual de Los Tesoros de Ludivina: vecinos del barrio que descubren esta fresca propuesta y que luego vuelven y vuelven y vuelven en búsqueda de regalos, novedades o grandes adquisiciones para renovar la casa sin alejarse hasta Cabildo o Palermo. Son vecinos que se sienten a gusto en esta enorme casa de colores, que son recibidos como amigos de toda la vida y que también se llevan a casa algo creativo y la sensación de haber pasado un buen momento, bien atendidos. Con decirles que celebraron el día del amigo convidando chocolate con churros. Inclusive los más chiquitos tienen fascinación y reclaman a mamá: “¿Vamos a la casa de los colores?”. Posta, el título de hoy está basado en hechos reales.


Para sorprender siempre a sus visitantes y para brindar un espacio donde jóvenes diseñadores puedan presentar sus originales diseños, Los Tesoros de Ludivina renueva constantemente su stock. Además se hacen ferias y tienen promociones regularmente. Y atención: también llevan a cabo convocatorias de artistas para que formen parte de este feliz local-casa. ¿Y quien no quiere ubicar su vela, caja pintada, taza de porcelana, cuadro, almohadón o muñeco junto a tantos colores y buena onda?


¡Mil gracias Cyn por recibirme tan temprano y habilitarme el pase libre a cada rincón para sacar fotos!


Los Tesoros de Ludivina

www.tesorosdeludivina.com.ar

contacto@tesorosdeludivina.com.ar

Dir: Zapiola 1375, Capital Federal

Tel: 4551-4369

Horarios: de lunes a sábados de 10 a 20hs.

Facebook: Los Tesoros de Ludivina / Ring – Raje


Más fotos de Los Tesoros de Ludivina

http://www.flickr.com/photos/veromariani/sets/72157622554889587/


© Alma Singer
Diseño:Maira Gall.