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Apertura: Vero Mariani.

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ALMA SINGER TAKE ME OUT

Alma Singer II | La segunda es la vencida

  • 7/6/10 -




Un día muy frío y nublado de enero de 2002, Andy, Rolo y yo pisamos Capri por 15 minutos y nos volvimos a Napoli en el mismo ferry que nos había llevado. Mochileros novatos que no chequean horarios de temporada baja.


Ocho años después decidí volver a Capri porque vamos, realmente no había estado. Quería conocer qué es tan fantástico de esta isla. La mañana amaneció nublada y fría. El fantasma del corralito haciendo de las suyas, pensé. Da igual, yo hoy me subo al ferry.


El barco se llenó de turistas. ¿Qué podía esperar? Yo soy una, ¿o no? El tema fue desembarcar en la isla, 25 minutos después, en un muelle para nada adecuado con la cantidad de visitantes que salíamos expulsados de las embarcaciones cómo la espuma de agua hirviendo cuando cocino arroz. La Torre de Babel con cámaras de fotos, mapas desplegados y ansiedad sin censura. Un infierno. Por eso intenté huir lo antes posible de esta aglutinada multitud y sus vicios (codazos, pisotazos y otros atropellos más irrespetuosos). Compré mi pasaje de Funicular y esperé con The Kooks en mis oídos hasta que llegase mi turno.


Subí, llegué a Capri (propiamente dicho) y miré. Nada. La isla aún no mostraba su esplendor, yo seguía rodeada de guiris y el sol todavía brillaba por su ausencia. Pero paciencia. Dejé durmiendo al mapa que me había comprado y caminé en dirección incierta. Fui pasando boutiques, comercios, Valentino, verdulerías, Prada, pescaderías, Dolce & Gabbana, cafés y restaurantes. Mágicamente la gente empezó a escasear y los blondos con acento alemán a desaparecer. Maravilloso.


Abandoné el walkman y la sensación de agobio en el último puesto de civilización turística y me adentré en una Capri más auténtica y silenciosa. Por momentos sólo escuchaba a pájaros y, ocasionalmente, a lugareños haciendo sus tareas domésticas. Italiano, italiano, italiano, ¡un placer! Y seguí apostando por ese camino, un poco caro en esfuerzo muscular y pulmonar pero absolutamente gratificante.


Finalmente llegué al Arco Naturale, el primer lugar que me enseñó la famosa magnificencia de la niña mimada del sur itálico, aplaudida por emperadores romanos, personajes del jet set, intelectuales, magnates y artistas.


No pude con mi pluma y me senté a escribir boludeces. Dejé que el mar marcara el ritmo de mi respiración y, como si ya no fuera lo suficientemente cursi, el sol se puso de acuerdo con mi suerte y apareció. Hola Capri, un placer conocerte.



Más fotos Capri


2 comentarios

  1. Pequeña Guía Vero Viajera...me gusta ese nombre...
    Jajjaa!!! :)
    Hermosas las fotos! TODAS!!!

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