CRÉDITO APERTURA

Apertura: Vero Mariani.

BANNER SOMMELIER

ALMA SINGER TAKE ME OUT

Un peu d'air sur terre

  • 13/11/09 -

PLAY Fuerza Natural (Gustavo Cerati)


Arranqué el viernes con una seguidilla de fotos icónicas de la retratada de hoy. Es una sucesión de imágenes que se disfruta a la perfección mientras Gustavo Cerati te asegura que puede equivocarse, tiene todo por delante y nunca se sintió tan bien (igual una clave importante para tener en cuenta, ¿no?). Yo se que ya saben a quién estoy presentando.



Un cielo celeste urbano e inmaculado, un sol de verano eterno y una cuerda firme que, además de colgar creaciones exquisitas para redefinir los hábitos caseros, cuelga sueños, empuje, búsqueda y pasión. Y esto lo sumé por ser redundante, porque Cyn Smart (a.k.a Casa Dorotea) no necesita más presentación que una idea hecha género, un hilo que le de forma y un broche que la sostenga fuerte hasta que llegue su dueño y se la lleve, feliz.


Quienes seguimos su blog, sabemos que no se trata solamente de un espacio para presentar repasadores, delantales, vestidos, inteligentísimos almohadones de lectura, shakimeshis… perdón furoshikis y bolsos, por sólo mencionar lo que está plasmado online (porque estoy segura que en la mente curiosa de Cyn ya hay nuevas ideas que aguardan pacientes a tomar forma). Si bien todo tiene MUCHA onda, MUCHO color, MUCHOS géneros originales y MUCHO amor en la elaboración, denserio, al punto que justificarían un blog catálogo, en Casa Dorotea pasan muchas más cosas. Pasa la vida y una íntima forma de compartirla.


Es un placer leer y ver qué es lo que esta joven bon vivant (sí sí sí: de esas que DISFRUTAN la vida) mira, siente, piensa, hace y comparte. Y quiero enfatizar comparte, no sólo por sus tan famosas marchantas que las fanáticas soñamos ganar, sino porque también se brinda sin filtros presumidos. Cyn es como un fresco jugo de frutillas y naranjas: energía y buena onda natural.


Me perdí en el viaje, nunca me sentí tan bien


Y llegamos al viernes de la semana temática de España. Con una chica argentina que vive en Buenos Aires. ¿Dónde entra España en todo esto? Si son atentos lectores de Casa Dorotea, habrán notado un par de “hala” y otras expresiones gaitas filtradas entre tanto coloquialismo argentino. Pero un par de “hala” no hace a la consigna. ¿Vale entonces que Cyn haya vivido en Madrid por un año? Ah… ahora sí:


En el 2006 me tomé un año sabático y me fui de viaje. Caí a la casa de una tía mía en Madrid cuando empezaba la primavera. Mi tía Hortensia no estaba cuando llegué (estaba de viaje) y me dejó las llaves de su casa. El dato curioso es que jamás me había visto en su vida. (Ahora es una de mis madres postizas más queridas). No conocía a un alma y al principio me pareció que Madrid era una ciudad bastante sosa, hasta que, puntualmente al tercer mes, cuando expiraba mi condición de turista legal, cagada de calor con dos botellas de vino camino a un asado en una terraza, con las luces que empezaban a prenderse y la gente afuera en las veredas tomando cañas al principio del verano, me di cuenta de que estaba perdidamente enamorada de esa ciudad. Y a partir de ahí empezó lo que podríamos llamar el rocanrol.


Y ratifica vía mail: Esa ciudad no logro despegármela, me habita, es un fenómeno muy curioso.


Y si la habita, convive con ella. Un pie en Madrid, como una verdadera ex-expat. ¿Cómo se vive con eso?


Estoy terminando una novela sobre ese exacto punto, la única manera de exorcizar (en el buen sentido) y poder seguir adelante con mi vida porteña.


¿Y pueden creer mi suerte? Cyn tuvo un arranque de confianza ciber (sic) y me mandó el primer capítulo de esa novela. A mí. ¡ES MUY FUERTE TÍA! Pero más aún haber podido saborear cada palabra, cada expresión, cada tristeza y alegría que ella vuelca en escasas 14 páginas, que vuelan como un suspiro. Con una historia parecida a la suya, leerla fue leerme y reencontrarme con todo aquello que pensé había perdido con el tiempo. Pero el “pie afuera”, creo, no se pierde nunca.


Acá les copio una selección que hice como anticipo de esta gran novela que estoy segura será leída, comprendida y amada:


Volver no figuraba en ninguna lista de traumas. Al contrario, el plan era perfecto: volver en noviembre, aterrizar en un segundo verano, y fiesta prolongada de reencuentros. La ingenuidad tal vez se arrastra toda la vida; yo sin duda proyectaba (desde allá) una temporada feliz de calor latinoamericano.

En Chile empecé a sentir que me costaba respirar. A medida que nos acercábamos a Buenos Aires se me iba revelando que, por ejemplo, no tenía un centavo, y que mi conciencia de individuo adulto, dormida durante meses, amenazaba con un despertar violento.

Tengo frío. Mi cuerpo no entiende en qué estación estamos, y yo tampoco. No sé si vuelvo a mi primavera, que nunca dejé, o si para mí sigue siendo otoño, y seguirá siendo otoño, y después invierno, y para siempre una parte de mi cuerpo habitará una estación opuesta, en otro lugar, hasta el fin de mis días.


Y en el limbo de ese tiempo inexistente y fuera del tiempo, la hora incierta: soltar el broche del reloj para adelantar cinco horas, cinco horas que desaparecen en algún lugar, entre algunos de los puntos con que la pantalla del avión iba evidenciando el progreso del distanciamiento; el avión enorme y torpe avanzando sobre el oceáno, y los km por hora, y las millas, y los grados celsius y los grados fahrenheit, cruzando un mar de plastilina, cada vez más lejos.


(…) un organismo no puede sostener la inminencia del fin más de un tiempo determinado, el tiempo que la mente se autoasigna para la resistencia, ni un instante más.(…)

Porque existe un tiempo que la mente se autoimpuso para la resistencia, y traspuesta esa frontera resulta imposible seguir sosteniendo lo que se sostenía y se sostuvo hasta un instante atrás. Incluso si se sostuvo con garbo, o tal vez por eso; nosotros, por ejemplo, Álvaro y yo, lo habíamos sabido siempre y, de hecho, habíamos contado con la inminencia (no tan inminente entonces, no tan ominosa; o en cualquier caso maleable y sujeta a los vaivenes imprevistos del futuro), y habíamos aceptado las condiciones con impaciencia, como se aceptan siempre todas las condiciones que al final resultan nefastas: sí, te daré lo primero que me salga al encuentro cuando vuelva a casa, sí, te daré lo que hay detrás de mi molino, sí, te daré a mi primogénito; total (pensamos, pensábamos) será un perro insignificante, total es un manzano, total no nació y tal vez no nazca nunca, en todo caso ya veremos, de alguna manera le encontraremos la vuelta, y mientras tanto, ¿qué querés que haga? ¿que diga que no? hoy es hoy, lo único que existe, y ahora dame lo que quiero, salvame, firmame el cheque y no me importunes más. Y la inminencia, como los celos, como las drogas, instigando el avance, total me vuelvo, se va, nos vamos, se termina, nada que perder.


No pasaba nada, nunca pasaba nada, y sin embargo yo sabía que la cicatriz, límpida y fina como el trazo de un vidrio que se rasga, avanzaba y había avanzado conmigo hasta esa tarde interminable de aeropuerto. Era la cicatriz del viaje, y cuando dejara la butaca verde y mi reflejo borroso se superpusiera sobre las narices de los aviones, iba a estar ahí, visible y palpable y real.


Nos volvemos de España, sólo por hoy. Ya quiero el segundo capítulo, el tercero, el cuarto… y que una editorial inteligente se haga cargo ya mismo de su publicación. Esto es literatura, que se enhebra con hilos, géneros alegres, palabras dulces y un mar de sensibilidad bien dirigida. Está cambiando el Aire, nunca me sentí tan bien…



Cyn Smart - Casa Dorotea

http://casadorotea.wordpress.com/

http://www.flickr.com/photos/casadorotea

cyn.smart@gmail.com


Yet another post scriptum: ¿Adivinen quién más leyó “La Historia del Amor”? Miss Dorotea me lo cuenta así, en uno de los primeros mails que nos mandamos:


¡Vero! qué loco, justo ayer estuve de visita por tu blog y flasheé con la foto de la sandía, con el mail de tu nonnis y recordando la novela de Nicole Krauss! (la leí un verano, en Madrid, cuando acababa de llegar y todavía no conocía a nadie... ese libro me hizo compañía y me encantó).

Cuando quieras Cyn, espero a tu pluma para incluirte en La Historia de Amor según… Será un honor.


¡Muchísimas gracias por TODO!


Todas las fotos –GENIALES- fueron tomadas del blog y Flickr de Cyn Smart.

10 comentarios

  1. Qué decir de semejante post?
    Cyn es una grosa, denserio. La conocí hace unos meses en una feria, donde adopté uno de sus maravillosos delantales (sí, el que le cambió el gusto a la rutina de cocinar).
    Hubo mails y mil comments (sí, porque cuando me siento a gusto con un blog, me instalo a tomar el té).
    Disfruto de sus locuras, tanto como de su coherencia, de sus maravillosas fotos, de sus historias y de la infinita sensibilidad que dejan traslucir las líneas de su novela que acabo de leer.
    Vero: le has hecho justicia a la loca linda que es Cyn Smart...para mí, Dorotea!!!

    ResponderEliminar
  2. Me quede con Hortensia...se merece abrazos con sabor de arándanos frescos y elogios que reproduzcan el color de las cerezas maduras...Hortencia, nombre copado!....me sugiere una medida de licor de Menta, una de Gin, dos de Seven Up, cinco cubitos de hielo granizado, una "pizquita" de granadina y una rodaja de Lima Limón...Zas!: Nació el trago Hortensia! (Se permite el uso de la receta, siempre y cuando se mencione al autor).

    ResponderEliminar
  3. A cyn pude conocerla cuando fui a su casa a retirar unos repasadores que le encargue y terminamos tomando un te...sencilla, linda, y llena de retacitos de tela por todos lados...un placer.

    Saluditos de viernes de calorcito!

    ResponderEliminar
  4. Con delantales así, hasta yo prepararía ricas comidas. Buen fin de semana. Daniela.

    ResponderEliminar
  5. qué lindo post! y ya que llegué acá, acá me quedo a seguir leyendo. un placer

    ResponderEliminar
  6. Verito, no se si te has convertido en una buscadora de talentos o simplemente vienen a tí por la ley de atracción. Este último post es una delicia.
    No sé si iré por los delantales pero esa novela que me sabe a otoños andados y desandados, no me la quiero perder!
    Gracias a Cyn, que solo puedo adivinar entre sus colores y sus entrelíneas, gracias por el delicioso anticipo. Aunque quiero decirle - sin pretender aconsejar ¡no! por Dios, no - que lo que escribe es demasiado valioso para entregarlo en retazos. Que llegue hasta la última puntada de la trama para dejarnos con ansias de descubrir, desenrollando la tela poco a poco.
    Un beso a Vero y uno a Cyn.

    ResponderEliminar
  7. Ayer tuve un día zombie maaaaal, mucho laburo (MUCHO laburo) y seis horas de sueño.... y entro acá y veo todos estos comentarios! Qué buena ondaaaa!! Gracias a todos por seguir sumando contenido al post de Cyn, una loca linda (jajaaj VA)con madre postiza venerada por Antonio, rodeada de telas (qué colorido debe ser eso Ari), hechicera gourmet para Dani y ya esperada escritora, aún sin salir de imprenta (Nonnis tus consejos de publicada suman, y mucho!).

    Y Laura gracias por pasar y dejar un comentario... TU BLOG ES LO MÁS!!! Me hizo bien ayer, entre tanto laburo aburrido... Gracias por todo!

    Beso a todos... vuelo a escribir el post de hoy jajaja!

    ResponderEliminar
  8. me pasa que estoy mareada por la ola de pura buena onda, entusiasmo, reconocimiento, qué sé yo, amor ciber, de vero, de andy, de ari, de antonio, de nonnis, de lau... de hortensia que desde méxico me escribe que está emocionada porque tiene su propio trago!

    nonnis tomo debida nota de tu consejo: tenés razón

    millones de gracias

    de verdad

    ResponderEliminar
  9. jajaajja linda! cyn me alegra que vivas a pleno esta ola de buena ondaaaaaa... disfruta porque es todo mérito tuyo!
    besos!!

    ResponderEliminar

For the love you bring won't mean a thing, unless you sing, sing, sing.

© Alma Singer
Diseño:Maira Gall.