Todo aquello que Madrid fue

I’ve never seen such clear skies

Madrid fue el último reencuentro. Madrid fue una bienvenida con calor, color y risas. Madrid fue una caña y una copa de tinto antes de las 12.30 del medio día, fue una borrachera de amateur y fue una buena charla junto al Palacio Real bajo el sol. Madrid fue un gazpacho a tiempo, raciones deliciosas y más historias.

Madrid fueron 2 o 10km (dependiendo quien los cuente) de caminata relajada. Madrid fue un paseo por el Retiro, fue un Mickey Mouse al que hay que pagarle para que no te cague la foto y fue una horda de amenazantes peces con bocazas que te comen el dedo si se te ocurre meterlo en estanque.

Madrid fue el último bastión de descanso sin culpas, de mirar tele española tirada en un sillón, y de volver a pinchar a pitufos gruñones, quizás el hobbie que más extrañaba de Dublín. Madrid fue el jamón ibérico de bellota de mi amigo Dani, cortado con maestría para rendir el más español de los desayunos.

Madrid fue descubrir color y sabor a cada paso y medio. Fueron bares, fondas y cafés que te invitan a comer aun cuando ya cumpliste tu cuota mensual alimenticia. Madrid fueron graffitis, pintadas y carteles que no quieren perder si se los compara con los exabruptos callejeros de Barcelona.

Madrid fue la despedida perfecta de un gran viaje, protagonizado por reencuentros, risas y momentos que no se cansarán de recordarte que el País de Nuncajamás te espera con una sonrisa (y cañas) siempre que quieras volver a visitarlo. Madrid fue todo eso y mucho más. Madrid fue.

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